BUSCANDO A RINO
Una noche en el gran
monte se perdió el Rinoceronte
y recién al día
siguiente se dio cuenta la Serpiente.
Muy
de prisa y arrastrada, le dio aviso a la manada
y
en gran organización los ordenó el rey León.
Los
animales, enseguida, formaron una larga fila;
pues
todos querían oír las instrucciones a seguir:
___
Anoche se perdió Rino, y no sé por cual camino.
Pero
bien organizados, lo buscaremos por todos lados.
Que
vayan por la laguna el Cocodrilo y
el Puma;
más
allá, por las montañas el Gorila y
las Arañas.
Que
busquen entre las ramas, los Leopardos y
las Ranas.
Y
por la sabana entera, doña Cebra y la Pantera.
Mientras
el rey los llamaba, el Abejorro
anotaba,
con
prolijidad y destreza sobre un tronco sin corteza.
___
Yo le pido a la Jirafa que se limpie
bien las gafas
y
haga uso de su altura para observar la llanura.
Mientras
tanto, aquí abajo, que explore el Escarabajo
Seguido por el Mosquito, la Cigarra y
el Grillito.
El
Tigre y el Jabalí que lo busquen por ahí;
pero
que vaya por delante, abriendo paso el Elefante.
La
lista seguía creciendo, mientras el sol se iba poniendo.
Pero
nadie pararía, aunque pasaran los días.
El
rey serio y consternado continuaba con su legado,
tratando
de mantener calma y orden en el tropel.
___Si
no hay inconvenientes, que haga guardia la Serpiente;
y
que busquen por la costa el Hipopótamo
y la Mangosta.
Que
vayan por el pantano el Orangután y
su hermano,
Mientras,
vean por la otra orilla, el Búho con
doña Ardilla.
Mi
querido Oso Hormiguero: usted vea en cada agujero,
y
que el Loro estése muy atento,
supervisando el evento.
___
¿Y... … por dónde irá la Hormiga?
¿O, acaso, no es su amiga?
___
¡Momentito, señor Mono; pero a mí me
baja el tono!
Verá
usted que la Tortuga irá con la Hormiga
y la Oruga.
Mi
estimado señor Lince, de sus hijos,
traiga a quince;
que
serán de gran ayuda, no tenga ninguna duda.
¡Creo
que terminé! Pues a todos ya llamé…
___ ¡Se
equivoca, Mi Señor! _ dijo el Mono, con temor
___ Pues la lista continúa llamando a la Cacatúa.
Yo puedo buscar también, si a usted le parece
bien;
No hace falta que me quede a esperar que
todos lleguen.
___
¡Muy bien, haga lo suyo! _ dijo el León,
con orgullo.
___
¡Atención! Las Aves, todas; en
silencio desde ahora.
Para
poder escuchar, a quien lo haya de encontrar.
Y
así comprobó la Hiena que la lista
estaba llena
y
lo dijo muy contento, con voz gruesa y mal aliento.
Cada
cual por su camino salió a buscar a Rino;
y
todos con la ilusión de superar la misión.
Por
temor de no encontrarlo comenzaron a llamarlo.
Mas,
al rato se escuchó que la Tortuga gritó:
___
¡Por allá, lo vio la Hormiga! _ Dijo
fuerte y con fatiga.
___
Y ha dejado una señal, desde aquí hasta el pantanal;
uniendo
todas las piedras con ramitas y con hierbas.
Contentos
y emocionados, se fueron para ese lado.
Todos estaban tranquilos, por encontrar a su amigo;
aunque
Rino el remolón, dormía junto al Lirón.
Y por meterse entre las matas no
le vieron ni las patas.
Aunque todo el tiempo ha estado bien dormido y
bien tapado;
disfrutando
de una siesta, como si fuera una fiesta.
Mientras
todos en el gran monte, buscando al Rinoceronte.
La
selva entera tembló, cuando el rey se levantó;
dejando
su trono a un lado para gritar enojado:
___
¡Con que… atrás de los arbustos! ¡Y todos con este susto!
¡Ah,
pero ya me oirá, y por un mes no dormirá!
Lo
pondré de vigilante, de ahora en adelante.
Y
ese será su castigo, por asustar a sus amigos.
Después
le daré el perdón: palabra de rey León.
Y así, Rino castigado se
convirtió en soldado;
por
quedarse muy dormido, sin dar aviso y bien escondido.
Un
mes de pena cumplió, hasta que el rey lo indultó.
Y
ya todos bien sabrán como será este final.
Pues,
en la selva es grave asunto asustar a todos juntos.
El León cumple
las leyes que han dictado viejos reyes
y
él las hace respetar, pues sabe sin vacilar:
Que,
todos los animales, en la selva, son iguales.
Desde
el más grande al más chico; tenga trompa o tenga pico.
Sea
muy joven, o viejo; vista plumas o pellejo.
Y
sea cual fuere su destreza, según su naturaleza.
Marián Benítez Weisz
marzo de 1991